sábado, 5 de abril de 2008

BUENAS TIERRAS

Vista de los cerros y su vegetación nativa. Foto tomada desde mi ventana.

Tierras de Curacaví; Curacahuín, significa Piedras del Festín o Junta en el Pedregal. En tiempos de la Colonia, le nombraban "Tambo Viejo". Hoy Curacaví... Tierra de la Chicha y el Dulce Chileno. Accediendo por la Ruta 68 desde Santiago a Valparaíso o Viña del Mar, Curacaví está a menos de 50 Kmts. de la capital, Santiago y algo similar del puerto de Valparaíso. En sus rincones aún podrás encontrar huasos a caballo, con chupalla y manta, carretelas, almacenes a la antigua, y el olorcito a marraqueta más delicioso de la región. Por estas tierras se celebra la Fiesta de la Chicha... tradicional encuentro con folclore y empanadas, y un rico cacho empinado. En sus alrededores hay hermosos paseos y, muy cerca, el Valle de Casablanca espera al viajero con lo mejor de nuestra tradición vitivinícola. Vale la pena el paseo. Este pueblo tiene de todo, pero lo que más abunda es la sonrisa cálida de su gente.


~~~~~~~~~~~~
PIEDRA DEL FESTÍN
~~~~~~~~~~~

Aromático, el boldo deja el horizonte bordado,
verde oscuro, bocanada verde,
vainilla del paisaje, secano y cerros,
vagabundeando mi amanecer de tordos.

Curacaví, valle y chicha,
ligero decir de su gente fresca,
sonrisa de dientes y, a veces
sin dientes, pero bella!
Pueblo, ni tan pobre... ¡Pueblo Chileno!.

Ay... Si me supieran diciéndote versos,
pues me han visto pasar por la plaza,
y soy la señora un tanto desconocida,
pero gentil.

Porque el campo es inmenso,
no en la tierra sino en mi alma
de amaneceres
y tórtolas,
piedras de tierra, calentándose al sol,

y en la tarde, Curacaví,
celebra en fiestas la vid.


Así llegué, llegamos, y también nos fuimos.
Ay, mi lamento no cesa cuando recuerdo ese día...

Pero el Dios grande, como bandera de cielo estrellado,
te puso de vuelta en mi retina,
con quillayes y
peumos suspirando al viento.
Mi sonrisa va lejos en alas de tu riachuelo, mi Curacaví.
Mi hogar primero, que se quedó dulce para siempre,
y en horno de barro las empanadas calentitas,
con enjundia de Otoño y cebolla frita y un, ¡Salud!
Y cuando hay rodeo... Dios nos libre! Que la polvareda
llega con cuatro puntos,
y no hay quien se esconda del tricolor,

mientras la Luna baja a ver las comparsas,
paseándose en el ruedo.


Curacaví, dice el nombre: Piedra del Festín.
Y aunque la tarde sea siesta eterna en tus calles,
la fiesta a mi tierra es aún más larga en el corazón. //

Norma Duch Roveri

No hay comentarios: